Shaikai

martes, septiembre 19, 2006

Qué es la religión

Hoy se me cumplió el milagrito de discutir filosóficamente sobre un filósofo japonés con texto en mano. Y mi compañero de lidia no era un miembro del grupo de estudios en pensamiento oriental al que pertenezco. El caso es que se dio, por fin, después de que habíamos pasado meses sin lograr cuadrar un momento de encuentro adecuado; valga decir que este muchacho es un tipo lleno de ocupaciones y entonces es difícil robarle siquiera una media horita.

Pero nos gastamos como una hora. Con el texto ya leído y releído desde hace rato, la cuestión era ir al mismo entrar al análisis. Se trata de las primeras cuatro páginas de un libro llamado Religion and nothingness (en español La religión y la nada), que versan sobre la siguiente pregunta: Qué es la religión. A decir verdad, esa pregunta corresponde al título del original en japonés, obra de Keiji Nishitani (1900-1990). Y si bien dicho rótulo parece sugerir el contenido, hay que tener cuidado.

Es curioso que ya en esos primeras apartes Nishitani deja claro que para él la religión no se puede entender aparte de la búsqueda religiosa, ésta es lo más importante de aquélla. Mejor dicho, es un asunto plenamente individual. No sorprende esta afirmación si tenemos en cuenta que para él la religión apunta a la búsqueda de respuestas a la pregunta "¿por qué (en virtud de qué propósito) existo?" Y esto ya difiere de la típica asociación occidental del concepto con la vida en comunidad.

Una afirmación bien provocadora (me atrevo a interpretar aquí) es que la religión es la única necesidad nuestra que no se puede describir adecuadamente en términos utilitarios. Precisamente porque el fundamento de pensar el mundo en términos de utilidad es suponer que uno mismo (o la humanidad en general) es un fin, en términos del cual se justifica la adopción o utilización de cualquier medio o recurso (y esto en términos tan generales como quepa imaginar); pero cuando surge la pregunta "¿para qué propósito existo?", es decir, cuando uno se ve forzado por la fatalidad a cuestionarse sobre el sentido de la propia existencia, precisamente entonces lo que se pone en cuestión es esa suposición de que uno mismo es básicamente un fin, un telos a partir del cual se evalúa todo lo demás. Precisamente, recordemos, la religión es lo que se dirige hacia esa particular necesidad; de ahí que sea absurdo preguntarse "¿para qué me sirve a mí la religión?".

Espero desarrollar un poco más estás ideas después; luego querré incluir mis propios comentarios, que no faltan. Esas cuatro páginas de las que apenas les he adelantado un trozo (aunque un trozo importante) han sido tal vez el texto filosófico que he leído más veces en mi vida: cuatro, cinco... la verdad creo que ya perdí la cuenta. Nunca me he cansado de él; y eso que suelo ser renuente a leer un texto más de una o dos veces, o por lo menos en un corto lapso. Pero la inspiración que me han traido las páginas de Nishitani ha hecho imprescindible volver sobre él una y otra vez, siempre descubriendo cosas nuevas. Y teniendo la oportunidad de hablar sobre aquellos problemas que humanamente hablando son los más importantes.