Shaikai

lunes, julio 03, 2006

Andrés Escobar

A la memoria del país. Un país que llegó al absurdo de que un jugador de fútbol fuera asesinado en virtud de gajes del oficio. Sufrimos muchos, y mucho, sin habernos repuesto de la derrota frente a Rumania en el Mundial de USA 94, preciso cuando todo el mundo esperaba maravillas de nuestra Selección Colombia, aquél infortunado movimiento del defensa Andrés Escobar que generó un autogol y significó la derrota ante el equipo anfitrión. Pero esa tristeza no es comparable con la congoja por presenciar su destino final en las noticias. Cierto que había sido un error muy grave, pero en el ámbito deportivo; en todo caso, él tenía mucho por delante y había sido grande con la selección (marcó el gol del empate ante Inglaterra en 1989... ¡en pleno estadio de Wimbledon, la propia casa de los poderosos ingleses!).
El 2 de julio de 1994 lo abordaron un par de hombres que le empezaron a insultar por lo del autogol y después a empujarlo. Al grito de "¡golazo, golazo!", Humberto Muñoz, quien supuestamente resultó ser conductor de unos narcotraficantes, le disparó en la cabeza. Según Noticias Uno, noticiero colombiano de difusión nacional, el tipo habría cometido tal crimen para congraciarse con sus jefes. Aunque debía pagar 43 años de cárcel, la absurda justicia colombiana le permitió rebajar tanto como para purgar sólo 11; de tal modo que ya se encuentra en libertad.
La nación no parece tener conciencia de que este tipo de cosas no son deseables y de que es preciso atacar sus causas; pero con tanta displicencia legal, ni siquiera puede uno esperar justicia. Nos queda comprometernos por vivir en dirección a cambiar estos absurdos. Envío un mensaje de solidaridad a la familia de Andrés, a sus amigos, a sus seguidores en el Atlético Nacional, y a todos los demás que sintieron como suya la pena de un fallecimiento que no debía ser. Y por eso, Andrés, sigues en nuestras memorias, mientras haya que seguir recordándole a este pueblo y esta humanidad sus flaquezas.