Shaikai

viernes, enero 27, 2006

UN: Sobre el bloqueo a Humanas el jueves

Ayer por la mañana, según informes de voz, una gente de Ingeniería acompañados de unos más de Ciencias Económicas y de nuestra facultad, llegaron a los edificios de Ciencias Humanas, metieron arrumes de puestos por dentro de las puertas y éstas las hicieron cerrar con llave. Según se dijo, su justificación era que la gente de la facultad los estaba dejando solos en el movimiento estudiantil y que en consecuencia debían llamar nuestra atención. Yo me enteré cuando estaba en el edificio de Filosofía, a eso de las 9 am; estaba redactando algo para uno de mis trabajos finales, pero llegó la vicedecana académica de Humanas a darnos la noticia. No había pues manera de que me quedara ahí quieto. Me afané en avisarle a los que pude para que atrajeran gente a ese escenario; luego me fui allí a ver cómo se desenvolvía todo. Hubo, como es propio de la idiosincracia de nuestra alma mater, una gran reunión espontánea al frente del edificio blanco, en la que se discutía la situación. Varias voces nos opusimos al bloqueo, tanto asambleístas como no asambleístas, no sin recibir algunos peros de uno que otro, que pretendían hacer ver el hecho como una consecuencia de otras problemáticas de la U que sí eran el verdadero lío. Total, los edificios se pudieron abrir; la gente en general estuvo de acuerdo; no hubo ninguna oposición frontal, o por lo menos ninguna que pudiera surtir efecto.

El blanco fue abierto sin que muchos ahí afuera nos enteráramos; esa fue la señal de que se había llegado al consenso de seguir con el plan de todos los departamentos de la Facultad: seguir en discusiones pero sin bloqueo y fijar calendarios para garantizar la culminación del semestre II 2005. El siguiente objetivo, pues, era abrir el edificio de Sociología. No obstante, cuando fuimos algunos estudiantes y profesores a informar al celador, éste se negó a abrir. Reclamó que los estudiantes debían llegar a decirle que abriera. Tocó llamar a su superior, lo cual hizo sin demora uno de los profes. Al poco rato le informó que iba a recibir una llamada de su jefe por el radiocomunicador. Ahí sí abrió: permitió el acceso por la puerta lateral. Así finalmente pudimos entrar, reacomodar todos los enseres y abrir las puertas. No hubo casi daños que no estuvieran ya hechos por otro tipo de causas, excepto porque en cuanto a uno de los bancos que arrumaron frente a la puerta norte de la cafetería, el brazal izquierdo quedó encajado entre un vidrio, que por supuesto estaba quebrado y se podía caer con poco esfuerzo. Por eso tocó abrir la puerta para poder sacar el brazal sin mandar los restos de vidrio al suelo.

Sé que algunos se preguntarán: "¿y piensa que esto es malo?" Completamente. No hay ninguna justificación en nuestros días para que esto pase. No importa quiénes hayan sido los responsables ni cuáles eran sus intenciones, lo ocurrido ayer por la mañana fue un atentado contra la decisión de toda la facultad de Ciencias Humanas; peor aún, contra el derecho constitucional que todos tenemos a estudiar y formarnos, la posibilidad de formas razonadas y no forzadas de diálogo productivo y la capacidad de la universidad para cumplir sus compromisos con la Nación. Pero algunos pretenden esconder eso echándole la culpa a alguien: que las directivas, que los "compañeros" que no colaboran, que el gobierno... Deberían ver los efectos que esas acciones tienen; deberían que es mucho más fácil ir y bloquear edificios y hacer parar a la universidad que construir con coraje y disciplina verdaderas opciones de solución para las problemáticas tanto de la U como de la sociedad. Si de verdad los bloqueadores fueran gente tenaz y luchadora, no se verían en la necesidad de recurrir a estas medidas, para las cuales no se necesita sino la acción efectiva de unos pocos y la situación apropiada (en este caso, la resistencia generada dentro de la universidad contra no pocas políticas de las actuales directivas). Pero deberíamos recordar algo: quien se siente obligado a usar la fuerza, de cualquier modo, no es fuerte, sino en realidad débil; es débil porque si se siente así es en virtud de su incapacidad de entender el mundo, requisito previo para transformarlo. ¿Ven? Quien apoye las vías de hecho como algunos las han apoyado en la Universidad Nacional no va a demostrar sino falta de sentido crítico, falta de capacidad para entender el mundo y la vida, porque al fin y al cabo sólo esa carencia explica tanta insistencia en lo mismo y con la misma retórica. Agradezco por eso la intención de muchos que se oponen a la reforma y tienen todo el derecho de hacerlo, de hablar en condiciones de normalidad; lo que importa es que formen una opinión cualificada y que aprendan a estimar los ideales conducentes a una sociedad donde las personas puedan entenderse.